En el desarrollo empresarial del país, urge implementar una cultura de controles internos que coincidan con los objetivos de las organizaciones empresariales, especialmente en la industria microfinanciera.
Estos controles deben aplicarse en todos los procesos, porque está confirmado que la siniestralidad o los riesgos son cometidos por las personas que laboran en las diversas organizaciones empresariales. Ante el rápido crecimiento empresarial como resultado del proceso de globalización, las personas deben saber identificar los riesgos en cada uno de los procesos.
La cultura de control interno debe estar presente en todos los ámbitos de la organización, tanto en los trabajadores y altos ejecutivos, como en los miembros del directorio. Cada empresa debe hacer un diagnóstico que responda a los objetivos de control interno, siendo la transparencia en la información uno de los objetivos. Para ello se debe evaluar “organizacionalmente” al cliente antes de otorgarle el respectivo crédito.
Otro de los objetivos que fomenta la cultura de control interno en la industria microfinanciera es la eficacia en los procesos, que supone la aplicación correcta de una metodología, prácticas de control y uso de tecnologías. En la medida que la cultura de control adquiera vigencia en las organizaciones se podrá alcanzar el buen gobierno corporativo, principal pilar del desarrollo económico social en estos tiempos competitivos y post crisis financiera internacional.
El control es responsabilidad de todos los integrantes de la organización y no sólo de los auditores. Desde esta perspectiva, aún el perfil de los directores debe responder a las necesidades de la organización. Mínimamente, los directores deben conocer a qué se dedica la organización que representan, así como el producto o servicio, naturaleza del negocio, ratios, aspectos contables y otros conocimientos que garanticen la adecuada participación en el directorio.
Precisamente, a partir de la conformación del Comité de Basilea en Suiza, con la participación de los principales bancos europeos hace más de 27 años y con la consecución del documento final de Basilea II en Junio del 2004, se instauró una nueva ciencia que cuenta especialmente con el interés de las autoridades supervisoras de todo el mundo y que consiste en el manejo adecuado y el control de los riesgos financieros, dado que se había detectado su falencia como una de las principales causas de quiebra en las instituciones de intermediación.
Esta nueva ciencia es lo que hoy conocemos como la “Administración Integral de Riesgos Financieros”, la misma que cada vez toma mayor preponderancia en el ámbito bancario y microfinanciero, cuya aplicación es una necesidad primordial.
Dada su reciente aparición, alto nivel de requerimiento técnico y conocimientos en la parte conceptual, legal y hasta econométrico, es que urge que los representantes de la industria microfinanciera busquen capacitarse en estos temas que al final les ayudará a tener una mejor visión de la organización y comprensión de la IMF en el desarrollo social del país.
La adecuada aplicación de los controles internos y administración de los riesgos ya no son tareas de los auditores internos, oficiales de cumplimiento o gerencias de Créditos (ahora Negocios), sino de todos los integrantes de la organización. Al igual que el lema de Defensa Civil, es tarea de todos. Somos conscientes que estos temas no se pueden desarrollar en una columna, pero es necesario que se comparta esta necesidad.
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La cultura de control interno debe estar presente en todos los ámbitos de la organización, tanto en los trabajadores y altos ejecutivos, como en los miembros del directorio. Cada empresa debe hacer un diagnóstico que responda a los objetivos de control interno, siendo la transparencia en la información uno de los objetivos. Para ello se debe evaluar “organizacionalmente” al cliente antes de otorgarle el respectivo crédito.
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Firmados Nro. 143 / Lima, Marzo 15, 2011
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