LIMA, Perú
La educación emprendedora es fundamental para el
desarrollo social del país, porque enfatiza el rol de una de las actividades
transversales a la actividad del hombre. La educación emprendedora que muy bien la industria
microfinanciera está apoyando es uno de los pilares de la transformación del
cambio social, inicialmente desde el ámbito de las finanzas populares y
economía solidaria.
La
experiencia de diversas instituciones y personas representan que la historia
empresarial de Perú recién está madurando o se está escribiendo. Si desde las
escuelas se fomenta esta actividad, se puede lograr mucho después con ese
espíritu emprendedor que hay en los alumnos, especialmente forjando
cooperativas escolares. Por ejemplo, una cooperativa escolar es una sociedad
administrada por alumnos, con la orientación y guía de los profesores, quienes
permiten que los alumnos sean protagonistas de su propio destino y aprendan de
esta manera, generar su propia empresa como iniciativa microfinanciera.
Se
asume una actitud paternalista hacia los jóvenes escolares creyéndolos
incapaces de emprender una empresa cuando se cree que aún no están preparados
para valerse por sí mismos, y no dejamos aflorar sus habilidades y destrezas
para emprender algún proyecto empresarial. Sin embargo, muchos jóvenes
escolares han iniciado con éxito su propia empresa en todo el mundo.
Es así como
en algunos colegios se han formado cooperativas escolares, entendidas como la
asociación voluntaria de alumnos con necesidades y metas comunes, organizadas
bajo la guía de un profesor. Los objetivos de las cooperativas escolares son
fomentar el desarrollo escolar, formar jóvenes líderes, emprendedores, gestores
de su propio destino a través del trabajo en conjunto.
Se debe
considerar a la educación emprendedora cooperativa como herramienta del
desarrollo social. Hay ejemplos exitosos y en Perú, muchos jóvenes y
adolescentes se orientan hacia ese camino. La actividad emprendedora permite
a los cooperativistas tener un nuevo enfoque de vida, pero también de
trabajo.
Asimismo,
cuando se habla de las microfinanzas, generalmente se refieren a las acciones
de orden financiero, olvidándose muchas veces que la industria microfinanciera
como herramienta del desarrollo social, es también un valioso instrumento de
cambio en el sector educación, principal baluarte del crecimiento económico y
social.
En el Perú
hay ejemplos que cambios sustanciales en la educación tradicional orientada
hacia actividades emprendedoras. El cooperativismo y la acción empresarial del
sector privado son ejemplos de esa transformación que está pasando la educación
en el país. Para citar un caso tenemos la experiencia de la Cooperativa de
Servicios Especiales Educoop y lo que están haciendo otras organizaciones
microfinancieras.
También es
importante vincular a la tecnología con la escuela. La inclusión de las
tecnologías de la información y comunicación (TIC) fortalece las vías de
visibilidad y adecuación de espacios de formación acordes a los nuevos
contextos sociales y culturales.
Ya no se
discute acerca de la presencia de las TIC en el aula, pero en las escuelas
aún queda mucho por materializar en torno a criterios y resultados que
garanticen la igualdad, la calidad y la profundización de lo que se enseña y se
aprende, como así también, las capacidades que se deben desarrollar en
los alumnos en relación con la ciudadanía que les toca ejercer.
La relación
entre la escuela, los medios y la incorporación de TIC siempre fue
compleja. Las posturas apocalípticas e integradas fueron la base desde la
cual pensar los vínculos de las escuelas con los medios de comunicación.
Mientras que los apocalípticos sólo postulaban los efectos manipuladores y
nocivos de los medios, los integrados los definían como herramientas
pluralistas capaces de democratizar por sí mismos el acceso a los bienes
culturales. Ambos enfoques proporcionan miradas deterministas sobre los
posibles modos de integrar las TIC.
¿Pero, cuál
es la realidad? Es interesante saber que el 48.7% de la población pobre de Perú
sólo tiene educación primaria y el 14% es analfabeta. Sin embargo, el 40% usa
un teléfono celular según el INEI.
El nivel de
educación que alcanzan las personas es un indicador relacionado con las
calificaciones profesionales y por ende con los ingresos y gastos. La población
pobre se caracteriza por su bajo nivel de educación.
El 48.7% de
los individuos pobres mayores de 15 y más años alcanzaron únicamente el nivel
primario, mientras que el 19.9% de los no pobres tienen ese nivel mínimo de
educación. Más de un tercio (36.5%) de los no pobres ha alcanzado el nivel
superior de educación. La proporción de individuos con educación secundaria es
similar entre los pobres y no pobres.
El 14.0% de
la población pobre de 15 y más años no sabía leer ni escribir, es decir eran
analfabetos. Este fenómeno afecta más a los pobres extremos ya que el 21.9% son
iletrados. Entre la población no pobre se observa una tasa de analfabetismo de
4.0%, proporción que se mantiene desde hace varios años.
También, el
65.2% de los pobres y el 60.7% de la población no pobre contaba con algún
seguro de salud. Los pobres extremos que tienen algún seguro de salud son el
75.0%.
FIRMADOS Nro 237
LIMA, enero 2019
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