Lima, PERÚ
El 2020
pasará a la historia como el año que cambió todo, desde las costumbres
habituales del ser humano hasta las herramientas tecnológicas que se empezaron
a usar en la economía, educación, salud, religión, familia y otros ámbitos. Definitivamente,
el mundo será otro. Nuevas costumbres y prácticas aparecieron y formarán parte en
la vida cotidiana de las personas. Todos lamentan las consecuencias funestas que ha
traído la pandemia, pero pocos ven en ella la nueva oportunidad de vida, usos y
costumbres para los negocios, centros laborales, escuelas y hasta iglesias. En el ámbito
de la economía, este año será atípico para las instituciones financieras del
mundo en general y del Perú en particular. La crisis sanitaria derivada por el
coronavirus COVID-19 no sólo ha afectado a las economías mundiales, sino a la
misma vida de las personas.
En los grandes congresos, cumbres y convenciones
empresariales en el ámbito internacional, se hablaba que la transformación
digital era una realidad y que la transformación organizacional sólo era
cuestión de tiempo, pues bien, ese tiempo ya ha llegado.
TELETRABAJO
Desde hace una década pocos negocios se animaban a
desarrollar con fuerza el denominado “teletrabajo”, ahora obligados por las circunstancias
lo están haciendo. También sólo algunas escuelas y universidades tenían cursos
y programas a distancia y clases virtuales, hoy en día, todos lo hacen ante la
nueva realidad ocasionada por la crisis sanitaria. Ello
significa pasar mayor tiempo en la casa fomentando la unión familiar, un
aspecto descuidado en los últimos años.
EDUCACIÓN
Ahora
tenemos nuevas modalidades de estudios a distancia. Aún con dificultades, los
alumnos de las distintas modalidades, han escuchado clases desde sus hogares.
Es verdad que no todos tienen computadoras o celulares, y en algunos lugares, no
hay conectividad, pero aun así se han realizado las clases virtuales.
Los docentes
se han esforzado, han aprendido nuevos métodos de enseñanza y han sido
innovadores para estar con sus alumnos. En algunos aspectos, el Estado ha contribuido
con tabletas y otras herramientas tecnológicas. Hasta el sector privado ha
ayudado con la donación de equipos, facilitar el internet, y los medios de
comunicación como la radio han desarrollado programas para apoyar a la
educación, todo se hace de manera virtual. Con errores y limitaciones hemos
aprendido como país.
MOVILIDAD
Quizá se tuvo
menos uso de automóviles y unidades motorizados por las cuarentenas y toque de
queda, pero hubo una mayor utilización de las bicicletas para tramos cortos, y
eso, incluso, ha sido bueno para la salud. La gente camina más.
Obviamente, nos
hemos dado cuenta que las ciudades no están preparadas con ciclovías adecuadas,
pero ya algunos alcaldes están considerando esta realidad para sus jurisdicciones.
LIMPIEZA-ASEO
También
ahora hay mayor rigurosidad en la limpieza y aseo. Las personas que llegan de
laborar o hacer sus compras se lavan las manos, desinfectan su ropa y se
duchan. Ello implica el consumo de legía, alcohol, jabón, detergentes y otros
materiales de limpieza, dinamizando aún, la producción y venta de estos
productos. Se desinfectan automóviles, bicicletas y unidades del transporte público
que deben cumplir determinados protocolos de bioseguridad.
ALIMENTOS
Se ha
consumido alimentos más nutritivos y seleccionados. La misma necesidad de las
personas, la han obligado a buscar alimentos que nutran porque ello refuerza la
vitalidad del cuerpo. Se ha consumido más agua y bebidas calientes. Los
supermercados, “paraditas” y bodegas han estado muy activos, es más, no han
cerrado sus puertas, con la excepción de haberse hallado casos de contagiados
por la pandemia.
COMUNICACIÓN
Se habló
mucho de los adelantos tecnológicos como la realidad virtual y aumentada eran
palabras que sonaban a lejanía. Hoy es una realidad. Las teleconferencias y
reuniones virtuales o consultas médicas por videollamadas son normal en estos
tiempos.
La realidad
virtual, aquella interacción y percepción que daba la sensación de la realidad
ya se aplica en el país y esta combinada con elementos reales, dan como
resultado la realidad aumentada. Eso ya está en el país, y no solamente en los
países desarrollados.
El uso del
teléfono y redes sociales se ha incrementado notablemente. Antes sólo se usaba
la teleconferencia para escuchar la disertación de un personaje o reunión de
directorio de un país a otro, eso ya pasó a la historia. Ahora cualquiera
realiza una reunión virtual con su familia, amigos, compañeros de clase o
trabajo, etc. Las plataformas más usadas son Zoom, Google Meet, Jitsi Meet,
Facebook Live y WhatsApp entre otras redes. Se aprendió a “golpes”. Estamos en
la era del video y la imagen, que, aunque lo usan más las jóvenes generaciones,
todos conocen su importancia. Los niños prefieren el YouTube, y en el Perú ya hay
más de 11 millones de gamers (jugadores) digitales. La realidad ha cambiado.
Hay un nuevo
uso que se le da al teléfono. Lo nuevo es que la imagen se impondrá en todo el
mundo. Aumentan llas reuniones de grupos en línea mediante diversas
plataformas y aplicaciones.
RELIGIÓN
Por las
medidas de aislamiento social, las iglesias han cambiado la metodología de
reuniones. Ahora las iglesias celebran sus misas y cultos virtuales, mientras
sus feligreses están en sus hogares. Crecen los cultos religiosos
mediante redes sociales, se celebran velorios, misas, bodas, etc.
FINANZAS
Es una realidad las transacciones financieras en
línea, uso de plataformas digitales,
El sistema
financiero no es ajeno a esos cambios. Antes, en los foros nacionales y cumbres
internacionales, se hablaba del mundo virtual y de la transformación digital. Hoy
es una realidad las transacciones financieras y pagos de servicio en línea.
Esa realidad ya ha llegado
al Perú, y como dice el poema de Nicomedes Santa Cruz “a cocachos aprendí”. A
la fuerza hemos aprendido muchas cosas.
ECONOMÍA
Las compras
por internet hoy son parte de los nuevos hábitos, así como el “delivery” ya es una
práctica común en los hogares. Cuando la economía mejore, crecerán las ventas
de smartphones, laptop y ordenadores. Se incrementarán las ccompras
“on line” y los negocios digitales. Aumentan las entregas de productos a
domicilio.
MEDIOS
Los medios de comunicación han sido los primeros en cambiar
y adaptarse a la nueva realidad. Al final de todo, la crisis sanitaria global
ha acelerado el cambio generacional.
CULTURA
Las actividades
culturales no han escapado de esta realidad. Este año, hasta la Feria Internacional
del Libro de Lima, que celebraba sus Bodas de Plata, fue virtual. La lectura
de libros y revistas están a disposición de bibliotecas públicas y privadas
virtuales, al igual que los museos, teatro y otras formas culturales.
El
cine y otras actividades culturales hoy se ven desde plataformas digitales.
Cualquiera tiene acceso a las películas. Existen plataformas y aplicativos para
escuchar música en la red.
SALUD
La telemedicina es otra realidad en el país. Por la
pandemia, aumentan las consultas médicas en línea.
El mundo no será el mismo
Obviamente que nuestro mundo ya no será el mismo
después que pase la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus. Definitivamente
será mejor y al mismo tiempo más complejo.
Por cierto, habrá algunas mentes conservadoras que se
resistan al cambio, pero si todo está cambiando, también debemos hacerlo
nosotros. Las empresas que no cambien están condenadas al fracaso. De la misma
manera, aquellas personas que se resistan al cambio, perecerán y la oportunidad
de la vida, pasará como quien ha perdido un vuelo de avión, con la salvedad,
tal vez, que no habrá otra oportunidad.
Ya no hablemos de la transformación digital, sino que
nuestra discusión sea cómo nos adaptaremos a los cambios y qué ventajas hay en
la nueva forma de hacer negocios y como se han transformado los servicios de
salud y educación. Ahora los clientes no sólo están en la calle, están también
en la red y son cada vez, un mayor número. Los negocios virtuales crecerán y serán
una tendencia, escribiendo en términos de la comunidad digital.
Hasta el medio ambiente ha mejorado en muchas ciudades
del mundo. El aire es más puro, existe menos polución ambiental, el transporte
público es limitado y hasta se habla ahora de electrificarlo como ocurre en varias
ciudades del mundo, básicamente en Europa, Japón y China.
La crisis, como cualquiera de ellas, ha creado nuevas
formas de negocios, la entrega a domicilio es uno de ellos, no sólo de
alimentos, sino de diversos productos. Ya no es necesario invertir en pasajes y
hospedaje para una reunión con personas de diversas ciudades, basta las
reuniones grupales virtuales. Eso significa ahorro de dinero y menos
contaminación ambiental.
En el ámbito religioso, las iglesias se “reúnen” de
manera virtual. Los feligreses ya no están juntos en un lugar, desde sus
hogares participan de las liturgias, servicios, prédicas, misas y estudios
bíblicos. Las ofrendas no han menguado, porque quienes lo hacen por
responsabilidad, simplemente siguen contribuyendo con sus aportes y ofrendas en
línea. Al final de todo, la iglesia no es el edificio o local de ladrillo y
cemento, sino las personas. Jesús dijo: “Donde estén dos o tres reunidos en mi
nombre, yo estoy en medio de ellos”. Es una realidad que no se puede ocultar.
Hemos pasado de la aldea global al mundo digital.
En los años sesenta, el término de “Aldea Global” fue
acuñado por Hebert Marshall McLuhan, mentor de muchas escuelas de Periodismo y
Comunicación, hoy en día ya forma parte de la vida de la humanidad.
Después este concepto lo recogió y confirmó la UNESCO
mediante el informe de la Comisión MacBride que la fortaleció para un mundo en
pleno proceso de cambios y globalización en la década de los ochenta. Esa
comisión estuvo integrada por el irlandés, Sean MacBride, que la presidió y
conformado por el Nóbel colombiano Gabriel García Márquez, el chileno Juan
Somavia y el japonés Michio Nagai, entre otros connotados comunicadores y
periodistas de la época. En la actualidad esa aldea global es la “casa común”
que alude el Papa Francisco.
Termino estas líneas con las palabras de Marshall
McLuhan: “La mayoría de las personas viven en una época anterior, pero uno debe
vivir en su propio tiempo”.
FIRMADOS Nro 252
Lima, setiembre 2020
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