A pesar de haberse creado legalmente 15 parques industriales en todo el país, sólo una de diez pequeñas empresas se formalizó en el Perú. Sin embargo, cada día nuevas unidades de negocios “se crean”, en muchos casos, de sobrevivencia.
Es verdad que la economía peruana está creciendo desde hace 20 meses y se está convirtiendo en el motor de América Latina. Pero, porqué la mayor parte de las MYPE no deciden formalizarse, básicamente las microempresas.
En el Perú no hay cifras exactas de cuantas empresas hay, pero se calcula, después de cruzar diversas informaciones de la SUNAT (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria y de Aduanas), municipalidades (ayuntamientos) y gremios empresariales que en la actualidad se bordea los 5 millones de unidades de negocios. Es decir, hay 5 millones de unidades de producción y comercio (bienes y servicios).
Hablamos que cada día hay un nuevo espíritu emprendedor en el país, pero al mismo tiempo, esta modalidad de negocios no siempre está acompañada de la formalidad respectiva. Hay quienes creen que la dificultad está en la normatividad vigente. Y al parecer, ahí podría estar la trampa.
Si bien es cierto que la Ley MYPE ayuda a las pequeñas empresas, son los micronegocios, aquellos que por su estructura y naturaleza no están en condiciones de contratar personal, pagar beneficios sociales, dar vacaciones, poner a sus trabajadores en planillas, pagar impuestos y cumplir con otras obligaciones tributarias.
Es verdad que la economía peruana está creciendo. En abril, la producción nacional aumentó en 7,35%, manteniendo una trayectoria ascendente por 20 meses consecutivos, resultado que es explicado por el comportamiento favorable de casi todas las actividades económicas, con excepción de la minería.
A juzgar, este crecimiento se debe a la evolución de la demanda interna y externa. La demanda externa se refleja en el continuo crecimiento de las exportaciones reales que en abril se incrementaron en 5,3%, debido a las mayores ventas externas de productos no tradicionales (10,3%) y tradicionales (2,0%). El incremento de la demanda interna se evidenció en el aumento de las ventas totales al por menor a los hogares (14,73%), las ventas de autos ligeros (14,52%) y la mayor importación de bienes de consumo (11,3%).
Todo lo descrito es según las estadísticas macroeconómicas, pero la realidad del diario vivir es otra. Son las grandes empresas y las medianas las que crecen, pero las pequeñas y micro empresas aún están, en muchos casos, realizando labor de sobrevivencia. Por ejemplo, un emprendedor de un mercado sólo tiene para vivir y lo que la economía revela es que sólo tendrá para ayudarse a sí mismo y a los suyos. Difícilmente podrá ahorrar. He aquí el desafío de las microfinanzas.
También es verdad que en el último quinquenio se ha impulsado la creación de parques industriales que por su operatividad tiende a lograr el desarrollo socioeconómico de las zonas en donde serán instaladas a través de la formalización de las micro, pequeñas y medianas empresas industriales y artesanales. Pero, aún falta que ello se cumpla en la práctica.
Por esa razón, sólo una de diez micro y pequeñas empresa se formalizó con la Ley MYPE. Ello revela que el problema de la formalización sigue estando vigente en un país donde la informalidad ya es algo institucional. Alto desafío para la nueva administración gubernamental.
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Hablamos que cada día hay un nuevo espíritu emprendedor en el país, pero al mismo tiempo, esta modalidad de negocios no siempre está acompañada de la formalidad respectiva. Hay quienes creen que la dificultad está en la normatividad vigente. Y al parecer, ahí podría estar la trampa.
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Firmados Nro 154 / Julio 4, 2011
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