Como era previsible, el Senado de los Estados Unidos aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el Perú. El gobierno celebra y sus principales voceros hacen énfasis en la cantidad de votos obtenidos para la aprobación de la norma. Nos comparan con Chile y con los países de Centro América. Hubo declaraciones, alegrías, brindis, y hasta aparecieron en la conferencia de prensa del presidente Alan García, ministros cuestionados por deficiente gestión administrativa. Algo se debe ganar con ello, aunque sea, la “ponchada” de la televisión. En realidad, la ratificación del TLC es buena para el país. Vendrán nuevas inversiones, habrá variedad de productos más baratos, se generarán nuevos empleos y la calidad de vida mejorará en muchos casos. Sin embargo, desde la perspectiva social, no todo será color de rosa para muchos peruanos.
Es urgente que se diseñen nuevas estrategias de desarrollo en las zonas más empobrecidas del país. En México, por ejemplo, después de la firma del TLC entre esa nación con los Estados Unidos y Canadá, el sur mexicano, concretamente el estado de Chiapas, quedó como siempre, relegado y más pobre. Todo se centró en las partes más desarrolladas del país. Es decir, los ricos fueron más ricos y los pobres más pobres. No pasó nada. Esa experiencia no debe repetirse en el Perú.
Si tomamos como ejemplo las últimas inversiones extranjeras en el sector comercio, notaremos que éstas se orientan hacia Lima, Arequipa y todo el norte peruano. Eso supone que hay una agenda pendiente para el sur y oriente del país. Las grandes cadenas de supermercados, proyectos agroindustriales, tiendas por departamentos, entidades financieras, circuitos turísticos, complejos hoteleros, entre otros rubros, no van al sur ni al oriente. ¿Las razones? Son muchas, pero la inseguridad y la falta de infraestructura son las principales causas.
No permitamos que los errores cometidos por México y Chile también ocurran en el Perú. Urge que el gobierno en coordinación con las regiones y municipalidades procure hacer realidad lo que se ha llamado el “TLC para adentro”. La inclusión social no sólo debe ser una frase de salón, sino una realidad para que las bondades del TLC con los Estados Unidos, también lleguen a todos los sectores de nuestra patria. Aún la población no siente por lo menos en la gestión, los resultados de “Sierra Exportadora”.
La actual administración tiene ahora el gran reto de hacer realidad el sueño de miles de peruanos que desde hace generaciones esperan el ansiado desarrollo social. Es muy probable que el gobierno no disfrute este logro, pero al igual que el ex presidente Alejandro Toledo, quien inició las negociaciones para el TLC con los Estados Unidos, otro jefe de Estado dará la buena noticia, entonces recordaremos al presidente Alan García Pérez, como el forjador del nuevo Perú.
Es urgente que se diseñen nuevas estrategias de desarrollo en las zonas más empobrecidas del país. En México, por ejemplo, después de la firma del TLC entre esa nación con los Estados Unidos y Canadá, el sur mexicano, concretamente el estado de Chiapas, quedó como siempre, relegado y más pobre. Todo se centró en las partes más desarrolladas del país. Es decir, los ricos fueron más ricos y los pobres más pobres. No pasó nada. Esa experiencia no debe repetirse en el Perú.
Si tomamos como ejemplo las últimas inversiones extranjeras en el sector comercio, notaremos que éstas se orientan hacia Lima, Arequipa y todo el norte peruano. Eso supone que hay una agenda pendiente para el sur y oriente del país. Las grandes cadenas de supermercados, proyectos agroindustriales, tiendas por departamentos, entidades financieras, circuitos turísticos, complejos hoteleros, entre otros rubros, no van al sur ni al oriente. ¿Las razones? Son muchas, pero la inseguridad y la falta de infraestructura son las principales causas.
No permitamos que los errores cometidos por México y Chile también ocurran en el Perú. Urge que el gobierno en coordinación con las regiones y municipalidades procure hacer realidad lo que se ha llamado el “TLC para adentro”. La inclusión social no sólo debe ser una frase de salón, sino una realidad para que las bondades del TLC con los Estados Unidos, también lleguen a todos los sectores de nuestra patria. Aún la población no siente por lo menos en la gestión, los resultados de “Sierra Exportadora”.
La actual administración tiene ahora el gran reto de hacer realidad el sueño de miles de peruanos que desde hace generaciones esperan el ansiado desarrollo social. Es muy probable que el gobierno no disfrute este logro, pero al igual que el ex presidente Alejandro Toledo, quien inició las negociaciones para el TLC con los Estados Unidos, otro jefe de Estado dará la buena noticia, entonces recordaremos al presidente Alan García Pérez, como el forjador del nuevo Perú.
FIRMADOS Nº 042
LIMA, Diciembre 4, 2007
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