Wednesday, May 01, 2013

LIDERAZGO Y DESARROLLO DEL RECURSO HUMANO


Es muy importante a conocer a nuestros colaboradores en todas sus facetas, no solamente en la parte laboral, sino con respecto a sus principios éticos, porque ello tendrá un impacto en la reputación de la institución.
Mediante estudios, test y entrevistas se puede conocer algunos detalles de la persona que trabajará en la organización. Las virtudes y cualidades de las personas determinarán la actitud que tendrá frente al nuevo equipo laboral y también a los retos que deberá asumir.
Toda persona es una “caja de sorpresas” y quienes evalúan su ingreso a la organización deberán tener presente este pequeño detalle. También este criterio es válido para las personas que ya están en las organizaciones y que están postulando a un nuevo puesto laboral. Tener poder o autoridad, implica también, tener una gran responsabilidad.
Asimismo, los jefes deben conocer el potencial de sus colaboradores para asignarles tareas específicas y colocarlos en los puestos adecuados. Muchas veces, la producción laboral de una organización es limitada porque en los puestos claves no están las personas claves. Un puesto responde a un determinado perfil y no todas las personas tienen el perfil para determinados puestos.
Por ejemplo, una persona puede ser muy competitiva en el puesto donde opera, pero nombrarlo como jefe supone que debe trabajar ahora con personas y muchas veces, un “excelente” operario no necesariamente es un buen jefe. Hay casos, donde también el liderazgo no parte de la jefatura, sino de un colaborador clave que no tiene responsabilidad de jefatura. Sus dones personales (actitudes) le permiten influenciar en el resto del equipo.
En realidad, las personas son el recurso más importante que tienen las organizaciones. Walt Disney decía: “Se puede soñar con crear, diseñar y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero para convertirlo en  realidad se necesitan personas”.
¿Por qué las personas son las más importantes? Sencillamente porque de ellas depende el crecimiento y desarrollo de las instituciones. Para alcanzar las metas, lograr los objetivos, superar los desafíos o resolver los conflictos, se necesitan personas dispuestas a seguir las metas trazadas, plan estratégico o visión empresarial.
Cada persona tiene su propia visión y expectativa. Su proyecto de vida no necesariamente será el mismo que el de la organización donde trabaja. Es más, el proceso de globalización que vive el mundo, el desarrollo de las tecnologías de la información y la modernidad de la vida nos cambia la vida de período en período. Antes nuestros padres se jubilaban en sus primeros empleos, ahora no es así. Cada persona tiene que reconvertirse laboralmente en cortos períodos de tiempo. Todo ello afecta a la vida de las personas.
De ahí que es importante conocer a las personas. Además, no todas son iguales, ni todas responden por igual ante determinada situación. Se tiene que ser muy sabio para trabajar con personas.
Se supone que el jefe es una persona que tiene la autoridad, pero también el liderazgo en la dependencia donde se trabaja. Es la persona que debe conocer mejor a todo su equipo, debe saber transmitir confianza y no necesariamente debe saber todos los procesos del desempeño técnico. 
FIRMADOS Nro 178 / Lima,  1 de mayo de 2013.

LAS MICROFINANZAS EN EL MUNDO DE LA ECOLOGÍA


El principal reto que tiene la industria microfinanciera en América Latina es incursionar con el mismo éxito que tuvo en las zonas urbanas y urbana-marginales, en las comunidades rurales y agrícolas.
Para ello se debe entender que pasa en las comunidades étnicas y serranas. La región de América Latina, incluyendo a los países del Caribe, comprende 11 de los 14 biomas terrestres que hay en todo el mundo. Un bioma es una gran extensión de tierra donde se comparte el clima, flora y fauna. Estos 11 biomas regionales incluyen desde selvas tropicales y subtropicales a praderas templadas, de sabanas y matorrales a bosques, zonas forestales y matorrales mediterráneos. Centroamérica, Brasil y Perú son ricos en recursos naturales, flora y fauna.
Los biomas forestales en conjunto cubren casi 900 millones de hectáreas, o la mitad de la masa de superficie de América Latina y  casi el 22% del área total de bosques del mundo. Brasil es un ejemplo de ello, pero también los países andinos. Perú por su posición geográfica es una nación andina y amazónica a la vez, pero al mismo tiempo, muchas hectáreas que fueron bosques ahora son comunidades abiertas al desarrollo económico y a la “civilización urbana-rural”, tierra de misión de las microfinanzas.
El bioma más predominante cubre el 44% de la superficie de la región, principalmente
en Centroamérica y el Caribe y el norte de América del Sur. Casi el 75% de estos bosques se mantienen como cubierta de bosques primarios en zonas remotas o protegidas. Por esa razón en los países centroamericanos periódicamente ocurren lluvias tropicales y son los más limpios en sus biomas.
Sin embargo hay cambios que están ocurriendo. Estos ecosistemas están sujetos a cambios por la conversión y degradación de las condiciones físicas y bióticas asociadas a la expansión agrícola, el desarrollo vial, la minería, la tala, el pastoreo de animales, el fuego y la introducción de especies invasoras. De manera directa o indirecta, la industria microfinanciera estará relacionada con esta realidad.
Según los expertos, estos cambios afectan la capacidad de los ecosistemas para generar servicios,  incluyendo la regulación hídrica, la regulación del ciclo de carbono y de nutrientes, el control de enfermedades y plagas, la polinización y la mitigación de riesgos naturales. Por ejemplo, la conversión de bosques para agricultura ocasiona la pérdida de la capacidad del ecosistema para capturar y retener carbono y generar agua.
Es decir, ocurre la posterior fragmentación y pérdida del hábitat natural que exponen las áreas naturales a las especies invasoras y a los efectos del cambio climático.
Datos recientes de la FAO revelan que entre 1990 y 2005 casi el 7% de la cubierta forestal de la región se convirtió principalmente a tierras agrícolas. La tasa promedio anual de pérdida de área boscosa entre 2000 y 2010 se situó en un promedio de 0,46%.
Aunque con una pequeña mejoría sobre la década anterior, esta tasa de deforestación representa una pérdida forestal de cerca de 4,2 millones de hectáreas anualmente. La reserva total de carbono estimada en los bosques de ALC (incluyendo la biomasa, madera seca y suelo) es de casi 200,000 millones de toneladas, con emisiones
anuales de carbono ocasionadas por la conversión de bosques estimadas en 424 millones de toneladas para el período 1990–2010.

FIRMADOS Nro 177 / Lima, 2 de mayo de 2013