Generalmente cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo de cada año, se recuerda a las personas (madre y padre a la vez) que salieron adelante mediante un negocio y ahora con orgullo pueden decirnos “Mis hijos son profesionales”.
Estamos seguros que hay muchas historias para escribir y muchas de ellas representan vidas sacrificadas de mujeres emprendedoras, no sólo en el campo empresarial sino también en el profesional.
Sin embargo, a pesar de estar en pleno siglo 21, aún no se cumple la Ley de Igualdad y Oportunidades para hombres y mujeres (LIO). Aún son pocas las mujeres empresarias que llegan a tener éxito por diversas razones. Todavía está el clisé de la cara bonita para acceder a un puesto de trabajo, previa “condiciones” de la autoridad laboral y por cierto que con salarios menores al hombre que podría hacer también lo mismo en el ámbito laboral.
La Ley de Igualdad de Oportunidades (N° 28983) promulgada por el Congreso de la República en 2007, al parecer ha hecho poco por las mujeres. Ejemplos sobran. Cuando trabajaba en el Congreso de la República estuve vinculado a un grupo de trabajo sobre abusos laborales en las mujeres. Grande fue mi sorpresa cuando llegaban casos de diversas cadetes que habían sido violadas o maltratadas por sus superiores y que tenían que quedarse calladas, para evitar ser expulsadas de las instituciones castrenses, y nos referimos a nuestras históricas escuelas militares de Chorrillos, Naval y Fuerza Aérea. Por cierto que no se trata de la instituciones que merecen todo nuestro respecto, sino de algunos malos oficiales o cadetes varones que son cubiertos por sus colegas, bajo el falso espíritu de cuerpo o porque no se debe difundir estos hechos a la prensa.
En el ámbito laboral, también hay mucho por hacer. Muchas mujeres siguen ganando menos que los varones por el mismo trabajo que realizan. Salvo honrosas excepciones, casi siempre se abusa de las mujeres. Recuerdo que trabajaba en un diario especializado en economía, centro laboral donde las periodistas tenían que dejar de trabajar por el motivo de haber salido embarazadas en el caso de las casadas. La razón era que ellas ya no estarían en condiciones de trabajar por el nuevo estado de salud. Por cierto que eso no venía de la redacción, sino de la gerencia misma.
Si bien es cierto que hay avances en las cuotas para participar políticamente en las diversas elecciones, en un caso debe haber un 30 por ciento de mujeres. ¿Por qué no un 50 por ciento ya que hablamos de igualdad de oportunidades? Lo peor de todo es que muchas mujeres están contentas con ese 30 por ciento. Claro, ante la situación anterior algo es algo, pero no es justo.
Creo que el mundo está cambiando y eso debe incluir nuestra forma de pensar. Saludo a la ex presidenta Michelle Bachelet y a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, así como la nominación de Hilary Clinton en la Secretaria de Estado de los Estados Unidos. También la decisión de José Rodríguez Zapatero de tener la mitad de su gabinete en manos de mujeres. ¿Será posible que eso ocurra en el Perú?
Creo que aún nos falta. Es buena la Ley de Igualdad de Oportunidades, pero como tal lo dice la misma ley “entre hombre y mujeres”. Ojalá que se cumpla y se respete en todo el ámbito nacional.
FIRMADOS Nº 109
Lima,Mayo 3, 2010
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