El mundo
está viviendo tiempos de cambios bruscos y continuos. Los más notorios se están
realizando en América Latina, que, por su dinamismo interno, está
desarrollándose a pasos agigantados en materia de integración comercial, turística
e inclusiva, tecnológica. En la región
tenemos, por un lado, al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) con Brasil a la
cabeza, seguido de Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela. Brasil con
problemas políticos que están afectando a su economía y Argentina que intenta
salir del estancamiento de los últimos años.
Por el otro
lado, está la dinámica Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile y Perú),
con la expectativa de tener nuevos integrantes como Costa Rica y Panamá. Ambas
naciones con un estándar de vida alto, con relación a las naciones andinas.
Basta recorrer algunos negocios de San José o visitar el aeropuerto
internacional de Tocumen, en Panamá, para darse una idea del movimiento
económico de estas dos pequeñas naciones centroamericanas. Tocumen es una
ciudad comercial, liberada literalmente de aranceles.
Los países
de la Alianza del Pacífico (AP) ya liberaron sus aranceles en un 90% y eliminaron
el visado. Hay un libre tránsito para hacer negocios y crear nuevas empresas.
Lamentablemente, naciones como Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, por sus
regímenes gubernamentales que tienen, están quedándose a la zaga del desarrollo
social.
Perú es el
país con mayor crecimiento entre las naciones que integra la Alianza del
Pacífico, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.
Las
estimaciones son que el Perú crecerá por encima del 3.5%, mientras sus socios
lo harán discretamente. México (2.9%), Chile (3.1%) y Colombia (3.3%). La proyección para Perú para el próximo
año supera, asimismo, a las de Uruguay, Argentina, Ecuador, Brasil y Venezuela.
La inflación peruana
estaría en 3.5%, porcentaje moderado si se toma en cuenta la contracción de
Venezuela y Brasil.
Es decir, la
dinámica económica regional exhibe una marcada heterogeneidad. Las economías
del Sur serán las más afectadas por los embates de un contexto externo menos
favorable.
Entre los
principales factores detrás de la baja de crecimiento están la debilidad de la
demanda interna, un entorno global caracterizado por el bajo crecimiento del
mundo desarrollado, una importante desaceleración en las economías emergentes,
en particular China, el fortalecimiento del dólar y una creciente
volatilidad en los mercados financieros, así como una importante caída de los
precios de los bienes primarios.
Pese a que
la tendencia regional es a la desaceleración, las economías de la región
mostrarán dinámicas diferenciadas. Las proyecciones del crecimiento apuntan a
que las economías de América del Sur, especializadas en la producción de bienes
primarios, en especial, petróleo y minerales, y con creciente grado de
integración comercial con China, registrarán la mayor desaceleración.
Dinamizar la
inversión constituye una tarea fundamental para cambiar la actual fase de
desaceleración y para alcanzar una senda de crecimiento sostenido y sustentable
en el largo plazo.
A pocos días
del cierre del año, observamos que las economías de la AP son más dinámicas y
que conjuntamente con Brasil, deben liderar el crecimiento hemisférico. Sin
embargo, América Latina es el continente con mayor desigualdad económica y social.
Solamente entre los años de 2003 al 2008, la región creció 5% cada año y más de
40 millones de personas salieron de la pobreza.
No obstante,
a la creación de miles de empresas en la región, las desigualdades en el ámbito
de los ingresos económicos permanecen igual. La razón es que no todas las
empresas son sostenibles. Con ello no nos referimos a la sostenibilidad
ecológica o medio ambiental, sino al hecho de no proporcionar un salario
decente para sus trabajadores.
El año
pasado, América Latina tuvo un crecimiento modesto de 0.5% con respecto a los
años anteriores. Aunque debemos advertir que el crecimiento regional ha sido
demasiado modesto en los últimos cinco años. Perú, Panamá y Chile han sido las
naciones con mejor rendimiento, mientras que Brasil y Argentina la
desaceleración fue más notoria.
Por eso hay
grandes desafíos para crear y desarrollar empresas sostenibles en América
Latina y el Caribe. Entre los obstáculos están los factores externos sobre las
cuales las empresas no tienen el control, como es, por ejemplo, la
inestabilidad política, falta de acceso a la financiación, infraestructura
insuficiente, normatividad jurídica y administrativa inadecuada y
disponibilidad de trabajadores calificados.
Por el
frente interno de las empresas están las capacidades y conocimiento de la
empresa como la falta de competencia de gestión, falta de conocimiento del
mercado, falta de sensibilización sobre el valor de los servicios de apoyo a
las empresas, uso de tecnologías obsoletas y prácticas que justifiquen un bajo
nivel de productividad.
Por cierto,
que, abordar estos obstáculos e intentar resolverlos es más difícil, cuando el
país es pobre y las empresas pequeñas. Por esa razón, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) al ser una organización de las Naciones Unidas
que reúne a gobierno, empleadores y trabajadores, diseña políticas y programas
en forma conjunta con el fin de promover empresas sostenibles.
FIRMADOS Nro 208
Enero 2017
No comments:
Post a Comment