Me imagino todas las ventajas económicas para las empresas peruanas que traerán el proceso de globalización y los tratados de libre comercio en los próximos años. No pienso tanto en aquellos negocios que tendrán que reconvertirse como resultado del nuevo orden económico internacional, sino en las miles de oportunidades comerciales para los emprendedores locales.
Creo que estamos frente a una nueva generación de peruanos que están pensando en grande. El fenómeno Gastón Acurio en la gastronomía, que parece ser nuevo no lo es tanto. Cuando trabajaba en Prompyme, bajo la dirección de Juan Infante se diseñó la campaña “Cebiche: Imagen del Perú” y se certificaron cientos de restaurantes, picanterías y fondas no solamente en el rubro de la gastronomía, sino en los servicios de calidad a favor del consumidor. Gastón Acurio es la cereza en ese pastel. En el Perú hay miles de emprendedores que disfrutan de la cocina y hacen maravillas en ella. La variada cocina regional está conquistando los más exquisitos paladares de América Latina, Estados Unidos y Europa, no en vano en Chile, los mejores restaurantes son precisamente aquellos especializados en comida peruana, que ya es un sello internacional.
Conocí a don Ángel Añaños, quien nos relataba sus inicios con Kola Real, siendo productor, vendedor y repartidor al mismo tiempo en los diversos pueblos de nuestra serranía central. Así empezó Kola Real, el del precio justo que puso en jaque a Coca Cola, la marca mundial de gaseosas. También Efraín Wong, nos contaba cómo su padre, don Erasmo había empezado el negocio siendo el típico “chino de la esquina”. Ahora la corporación Wong está en diversos negocios.
Aún recuerdo mi charla con don Carlos Hiraoka, cuando nos relataba cómo había empezado en su tienda de Huanta, Ayacucho y luego en Lima. También de sus planes para crear una marca propia (Miray). Ahora quién no tiene en su hogar un artefacto de marca Miray.
Pero todo eso son recuerdos. Ahora la realidad nos demuestra otra cosa. El nuevo espíritu de los emprendedores peruanos está en pensar en grande. Algunos productos de Gamarra o del parque industrial de Villa El Salvador, nada tienen que envidiar a modelos hechos en Milán, Estambul, Nueva York, París o Madrid. Es más, he visto en esos países que algunos productos que no son superiores a las confecciones de Gamarra. Por cierto que me refiero a confecciones que cumplen los estándares internacionales de calidad que sí hay en el país. Sólo falta que las confecciones peruanas o producto alguno tengan certificaciones internacionales que les permita ingresar a mercados foráneos y posicionar la marca Perú, donde sí creo que hay cierta fragilidad.
Hay un nuevo espíritu emprendedor entre los peruanos. Creemos que ya es tiempo que el Perú no sólo registre un crecimiento del PBI sostenido, tenga un control inflacionario adecuado, mantenga la volatilidad del dólar o conserve reservas internacionales netas por encima de la media regional, sino que el esfuerzo del sector privado, básicamente de emprendedores de las PYME y MYPE, se note en la mejor calidad de vida de miles de peruanos que aún esperan nuevas oportunidades en todo.
FIRMADOS Nº 096
Lima, Enero 18, 2010
Creo que estamos frente a una nueva generación de peruanos que están pensando en grande. El fenómeno Gastón Acurio en la gastronomía, que parece ser nuevo no lo es tanto. Cuando trabajaba en Prompyme, bajo la dirección de Juan Infante se diseñó la campaña “Cebiche: Imagen del Perú” y se certificaron cientos de restaurantes, picanterías y fondas no solamente en el rubro de la gastronomía, sino en los servicios de calidad a favor del consumidor. Gastón Acurio es la cereza en ese pastel. En el Perú hay miles de emprendedores que disfrutan de la cocina y hacen maravillas en ella. La variada cocina regional está conquistando los más exquisitos paladares de América Latina, Estados Unidos y Europa, no en vano en Chile, los mejores restaurantes son precisamente aquellos especializados en comida peruana, que ya es un sello internacional.
Conocí a don Ángel Añaños, quien nos relataba sus inicios con Kola Real, siendo productor, vendedor y repartidor al mismo tiempo en los diversos pueblos de nuestra serranía central. Así empezó Kola Real, el del precio justo que puso en jaque a Coca Cola, la marca mundial de gaseosas. También Efraín Wong, nos contaba cómo su padre, don Erasmo había empezado el negocio siendo el típico “chino de la esquina”. Ahora la corporación Wong está en diversos negocios.
Aún recuerdo mi charla con don Carlos Hiraoka, cuando nos relataba cómo había empezado en su tienda de Huanta, Ayacucho y luego en Lima. También de sus planes para crear una marca propia (Miray). Ahora quién no tiene en su hogar un artefacto de marca Miray.
Pero todo eso son recuerdos. Ahora la realidad nos demuestra otra cosa. El nuevo espíritu de los emprendedores peruanos está en pensar en grande. Algunos productos de Gamarra o del parque industrial de Villa El Salvador, nada tienen que envidiar a modelos hechos en Milán, Estambul, Nueva York, París o Madrid. Es más, he visto en esos países que algunos productos que no son superiores a las confecciones de Gamarra. Por cierto que me refiero a confecciones que cumplen los estándares internacionales de calidad que sí hay en el país. Sólo falta que las confecciones peruanas o producto alguno tengan certificaciones internacionales que les permita ingresar a mercados foráneos y posicionar la marca Perú, donde sí creo que hay cierta fragilidad.
Hay un nuevo espíritu emprendedor entre los peruanos. Creemos que ya es tiempo que el Perú no sólo registre un crecimiento del PBI sostenido, tenga un control inflacionario adecuado, mantenga la volatilidad del dólar o conserve reservas internacionales netas por encima de la media regional, sino que el esfuerzo del sector privado, básicamente de emprendedores de las PYME y MYPE, se note en la mejor calidad de vida de miles de peruanos que aún esperan nuevas oportunidades en todo.
FIRMADOS Nº 096
Lima, Enero 18, 2010
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